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Miryam Asunción: “El País Vasco necesita transformar su industria mediante la innovación, cortando de raíz el proceso de desindustrialización de los últimos años”
A pesar del éxito general del sector industrial vasco, “en momentos económicos difíciles existe la necesidad de consolidar las áreas globales de competitividad, y la pregunta sigue siendo cómo una región relativamente pequeña como esta puede afrontar esta revolución”, afirma Miryam Asunción, responsable de Transferencia de Tecnología de nanoGUNE, en relación al modelo industrial del País Vasco. La estrategia de especialización inteligente del Gobierno Vasco (RIS3) aborda este reto basándose en tres áreas: manufactura avanzada, energía, y biociencia y salud, para así construir una economía fuerte y competitiva basada en la investigación y el desarrollo. Las micro- y nanotecnologías están consideradas “claves” para impulsar la innovación y llegar así a una solución efectiva de costes para los sectores industriales y de servicios.
Asunción remarca que la clave para conseguir esta conversión es “la aplicación de una estrategia de clusterización para desarrollar una red de empresas interconectadas, proveedores e instituciones asociadas”. Este es también el objetivo de la Agencia nanoBasque. Aún así, como dice la responsable de transferencia de tecnológica de nanoGUNE, “la expansión económica de la micro- y nanotecnología en el País Vasco no es todavía una realidad, ya que la distancia entre científicos y medios tecnológicos, y la capacidad para impulsar la economía por las empresas parece más acusada que en otras regiones avanzadas”.
En este artículo, Asunción destaca algunos retos específicos de los centros ‘CIC’ vascos que ayudarán a conseguir el objetivo final: la transferencia del conocimiento tecnológico y la tecnología de una organización a otra, generando así valor económico y desarrollo industrial. Uno de estos retos es generar un proceso sistemático de transferencia tecnológica de organizaciones de investigación públicas al sector empresarial para generar crecimiento económico. Los CIC también deben “trabajar conjuntamente con las empresas dentro de la industria manufacturera para acortar la distancia existente entre la ciencia y la industria, y tejer una red colaborativa para dar solución a las necesidades de las compañías participantes”. Más allá, como la comercialización de los logros científicos puede adoptar diferentes formas, cada proceso de transferencia tecnológica debe adaptarse a sus necesidades específicas.
Asunción también da un último consejo respecto a la relación entre investigadores y responsables de las empresas: “los científicos deben convertirse en expertos en el mercado del resultado o producto de su investigación, y las empresas deben tener una comprensión más científica del valor de la investigación”.